Los requerimientos de hábitat de las especies silvestres, tales como comida, refugio, nidificación, etc., deben ser provistos por el ambiente de manera satisfactoria para que las poblaciones puedan mantener sus tamaños en niveles óptimos en la naturaleza. Cuando el hábitat de una especie se degrada comienzan a disminuir sus poblaciones con la consiguiente pérdida de diversidad genética y riesgo de desaparición local. Asimismo, la degradación de los hábitats se produce principalmente como consecuencia de las actividades económicas aplicadas por el hombre las que impactan directa o indirectamente en la calidad de los mismos. Todos estos cambios ambientales que condicionan la presencia y distribución de las poblaciones de la fauna nativa también disminuyen la capacidad productiva de bienes y servicios de la naturaleza con impacto transgeneracional. Pero, porqué? Es necesario explorar algunos conceptos de economía para entender la vinculación de esta disciplina con la problemática de la conservación biológica.
La Economía es, para algunos, la disciplina que se ocupa de la satisfacción de necesidades materiales (alimentos, vestidos o vivienda) y no materiales (educación, ocio, etc.) de una sociedad, lo que obliga a sus miembros a llevar a cabo determinadas actividades productivas. Para otros, la Economía es la ciencia que se ocupa de la administración y la mejor distribución (o asignación) de recursos escasos. Esta última definición resulta pertinente para el enfoque de esta obra puesto que la producción de los bienes materiales y servicios que utiliza la humanidad emplea básicamente insumos de la naturaleza y estos son limitados y escasos. Entonces, no se puede analizar el funcionamiento de la economía como un universo aislado de la realidad física y biológica del ambiente del cual se nutre (provisión de combustibles, minerales, maderas, forrajes, tierras fértiles, alimentos marinos, etc).
La marcha de la economía se expresa a través del crecimiento económico que representa el aumento de la renta o valor de bienes y servicios finales producidos por una economía, generalmente un país o una región, en un determinado período de tiempo, generalmente un año. Se mide a través del Producto Bruto Interno (PBI). Un incremento del PBI, que indica mayor crecimiento, debería llevar a una mejora en los estándares de vida de la población en general. Sin embargo, no siempre es así.
No debe perderse de vista que las actividades económicas que configuran el PBI significan utilización de bienes naturales y producción secundaria de “basura” contaminante en cantidad proporcional al nivel de actividad.
Un concepto más amplio que capta los aspectos no considerados por el PBI es el de desarrollo económico, que contempla el crecimiento de la economía (necesaria para incrementar la cantidad de divisas y bienes destinados al bienestar social), pero también aspectos estructurales de la organización institucional de una sociedad como la educación de la población, la calidad de la salud pública, la tasa de mortalidad, la esperanza de vida, la capacidad de ahorro de sus habitantes, etc. En definitiva el desarrollo económico depende de cómo se distribuyen los ingresos obtenidos del crecimiento de la economía entre los diferentes sectores sociales mejorando el bienestar general de la población.
Existen diferentes maneras en las que la sociedad civil puede organizarse para reclamar por sus derechos. El término ONG que se utiliza internacionalmente de forma genérica, representa una entidad privada y por tanto independiente de la Administración Pública, que surge a partir de la iniciativa ciudadana para el beneficio de la comunidad y sin fines lucrativos. Entre sus características más importantes y exclusivas figuran: a) Tener miembros representativos ante los gobiernos y otras organizaciones que canalicen los reclamos del conjunto y b) Poseer flexibilidad e independencia política para llevar a cabo acciones que no sean posibles para los gobiernos o bien, impulsen reclamos que resulten de conflictos de intereses entre distintos sectores.
Los ciudadanos, además de derechos tienen responsabilidades y para poder asumirlas efectivamente deben satisfacerse ciertos requisitos, entre ellos:
a) Estar informados, pues el conocimiento da poder y de ahí surge la importancia de una educación pública sólida.
b) Adquirir entrenamiento, estudiar, capacitarse, para poder realizar reclamos fundados y efectivos cuando se considera que los derechos ciudadanos han sido vulnerados.
c) Mantener coherencia entre el estilo de vida y los valores que se proponen.
Los esfuerzos para hallar un equilibrio entre la conservación de especies y sus hábitats y la satisfacción de las necesidades de la sociedad deben ser realizados principalmente por los gobiernos a través de políticas ambientales. Pero, también los ciudadanos pueden articular sus intereses en ONGs (Organizaciones No Gubernamentales) o tomar conciencia individualmente y contribuir con la conservación desde sus decisiones personales comportándose como ciudadanos ambientalmente correctos. Cada componente de la sociedad tiene su responsabilidad y los resultados finales dependen del aporte de todos.
Los gobiernos son poderosos y tienen fuerte autoridad en el funcionamiento de las instituciones relacionadas con la economía, la educación, las leyes, etc, tanto a nivel nacional como a los niveles provincial y municipal. Su responsabilidad es desarrollar y aplicar regulaciones ambientales a los fines de:
a) Conservar los recursos de dominio público.
b) Promover la conservación a través de políticas económicas ambientalmente responsables.
c) Apoyar la educación e investigación ambiental.
Los sistemas naturales que sostienen la vida del hombre en el planeta Tierra, desde su origen, son finitos en cuanto a la provisión de los recursos que satisfacen las necesidades humanas. Asimismo, a medida que los sistemas naturales se degradan, van perdiendo su capacidad productiva por lo tanto producen menos y, si el grado de alteración supera la capacidad de resiliencia o recuperación del sistema, se altera su posibilidad productiva por un período de tiempo impredecible pudiendo evolucionar hacia un sistema totalmente diferente del original e improductivo.
Las actividades humanas tienen dos grandes impactos, por un lado la degradación de la matriz productiva de la naturaleza y pérdida de biodiversidad y por el otro la contaminación del aire, el agua y el suelo. Estos procesos deben ser revertidos para lograr el objetivo del desarrollo sostenible aplicando una manera diferente de utilización de los bienes y servicios ecosistémicos que garantice su producción para el beneficio y disfrute de las generaciones futuras. Por último, es necesario formarse de manera permanente para entender y proponer soluciones a los conflictos ambientales que irán sin duda en aumento. La Ecología, con su enorme desarrollo teórico y metodológico apuntala todos los esfuerzos en el sentido de la conservación de la naturaleza. Por ello, Ricklefs y Miller (2000) señalaron enfáticamente que:
“Pocos campos de estudio deben tener relevancia más directa con la condición humana que la Ecología.”
Por su parte, desarrollo sostenible, según el concepto definido en el Informe Brundtland (1987) se expresa como:
“La satisfacción de las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades.”
Cual fue el proceso que condujo al enunciado de este concepto? Durante el siglo XX, con el progreso de la ciencia ecológica, se inició una profunda toma de conciencia acerca de la finitud y fragilidad de los bienes naturales necesarios para sostener una población humana en crecimiento continuo con el consiguiente aumento en la demanda y consumo de bienes y servicios producidos por la economía y cuya adecuada provisión está asociada a la llamada “calidad de vida”. Al mismo tiempo se entendió que la satisfacción de las necesidades humanas comprendía tres dimensiones conceptuales básicas: ecológica, económica y social.
Importantes ecólogos, desde la década de los años 60, advirtieron los riesgos humanos y ambientales a los que conducía la evolución socioeconómica, cultural y demográfica de nuestras sociedades por la degradación ambiental que la acompaña. Queda claro que la pérdida de la capacidad productiva de la naturaleza, que explotamos sin límite, afectará de manera creciente y profunda a las generaciones futuras y no existe desarrollo sostenible posible si se comprometen las posibilidades de las próximas generaciones de satisfacer sus necesidades. En realidad, para lograr el desarrollo sostenible se necesita la aplicación de una explotación sostenible que compatibilice la satisfacción de nuestras necesidades presentes con una forma de utilización de la naturaleza que no altere su capacidad productiva y de recuperación en el corto plazo. Sin embargo, el desarrollo sostenible es todavía un anhelo.